lunes, 5 de noviembre de 2012

Olympe de Gouges y la historia silenciada


Leo en una web de Internet: Olympe de Gouges, la mujer que salvó la cabeza para perderla, en referencia a una curiosa anécdota de su vida, en la que alguien puso precio a su cabeza y ella misma la compró… una cabeza que luego cercenó la guillotina. Me ha parecido una síntesis estupenda sobre la biografía de una mujer, desconocida para la mayoría y que, sin embargo, debería formar parte de los libros de historia, tal y como aparecen otros prohombres coetáneos. Traigo aquí el nombre de esta madre feminista porque acaba de publicarse en España la traducción del libro francés Olympe de Gouges, de Catel y Boquet que es, sin duda, un estupendo regalo para las fiestas que se acercan.
 

Catel Muller y José-Louis Bocquet, autores de esta original obra en forma de comic, hacen un recorrido por una vida excepcional en la que una mujer se adelantaba a su tiempo, ofreciéndonos valores clave en la sociedad contemporánea. El recorrido comienza en Montauban en 1748 con el nacimiento de Olympe y nos lleva hasta 1793 cuando es guillotinada, dándonos a conocer, cito casi textualmente, la historia de una vida que desafió todas las normas y que inventó una idea nueva en Europa: la lucha por los derechos de las mujeres.

Olympe fue una mujer muy diferente a la mayoría de sus coetáneas. Mujer de letras, se distinguió por su independencia de espíritu y por sus puntos de vista, originales y radicales, que clamaban por la desaparición de la esclavitud y, sobre todo, porque las mujeres alcanzaran los derechos civiles. Fundadora de la Société Populaire des Femmes, escribió en 1791 la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, como respuesta a la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano (que excluía al sexo femenino, aunque todavía hoy hay estudiantes de derecho que lo ignoran, y supongo que de otras disciplinas también) y como vindicación de la igualdad de derechos de las mujeres.

Esta figura esencial del feminismo (o protofeminismo) debería formar parte de nuestro canon histórico. Mientras que la mayoría de estudiantes reconocen el nombre de Rousseau e, incluso, conocen el texto fundacional del sujeto moderno que apareció con la Ilustración, es poco probable que sepan siquiera quien fue Olympe de Gouges, una mujer extraordinaria, olvidada por la historia como muchas otras, pero que, en su caso, constituye un flagrante ejemplo de cómo nos han silenciado y negado a las mujeres como sujetos.
 
La historia de Olympe y su lucha debería ser de conocimiento obligado y no limitarse a los espacios consagrados a recuperar la historia de las mujeres. Francia nos ofrece un poderoso ejemplo con la publicación de este comic histórico que permite recuperar la memoria para toda la sociedad. Es una buena noticia que se haya traducido ahora para España.

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