lunes, 24 de diciembre de 2012

Mujeres, deporte y precariedad


Las chicas de Londres es el título del reportaje que Michael Robinson ha elaborado para su programa en Canal +1 (Informe Robinson). El futbolista inglés, reconvertido en periodista hace ya mucho tiempo, dedica su programa especial de Navidad a las mujeres que ganaron once de las 17 medallas olímpicas que España obtuvo en Londres. La cifra, inédita hasta entonces, nos situó en el décimo lugar del medallero femenino.

Robinson ha querido rendir un homenaje a unas deportistas cuyo éxito se ha apoyado en el talento (ese va de suyo) pero también en el sacrificio. Unas deportistas prácticamente desconocidas para el público y, muchas de ellas, sin ayudas o becas para dedicarse a sus disciplinas. Así lo explican, por ejemplo, las integrantes del equipo de waterpolo, acostumbradas a competir ante públicos que apenas superan la treintena de personas y que, en la cita londinense, se encontraron ante cinco mil almas. O la nadadora Mireia Belmonte, compañera del miedo en las grandes citas y que fue capaz de sobreponerse en Londres, hasta el punto de conseguir dos medallas. También la nadadora de sincronizada Andrea Fuentes reconoce la angustia de competir en una disciplina que le exige diez horas diarias de entrenamiento.
 
Es bastante conocido el caso de las regatistas Pumariega, Toro y Echegoyen, ganadoras del oro en vela, quienes no se conocían antes de comenzar el sueño olímpico y que por tener, no tenían ni barco. Su entrenamiento se apoyó en múltiples apoyos altruistas. Sin embargo, las medallas, incluso de oro, no cambiarán la vida de estas tres campeonas, que ya han reconocido que no pueden ganarse la vida con este deporte. Pumariega explicaba que “antes de estar en el equipo preolímpico tuvimos que poner dinero de nuestro bolsillo, porque sólo contamos con una pequeña ayuda de la Federación Gallega, ya que no teníamos ningún patrocinio”. Por si fuera poco, la clase de vela en la que han competido en Londres desaparece en las próximas olimpiadas (Río 2016), por lo que perderán la beca de 60.000 euros para estos próximos cuatro años a las que tenían derecho.


El deporte femenino siempre ha sido el pariente pobre de la competición y de los laureles mediáticos. Ni los éxitos deportivos permiten a las mujeres abandonar la precariedad. Mientras las jugadoras de balonmano han tenido que exiliarse a otros países, la mayoría de campeonas de Londres trabajan en sus empleos anteriores y entrenan como amateurs. Todo eso demuestra que los éxitos deportivos de las mujeres requieren un esfuerzo mayor: sin apoyos, compaginando el entrenamiento con otras actividades para poder vivir. Es probable que ahora, con la crisis, esta realidad también afecte a los varones, pero hasta ahora, ellas han sido las campeonas de la adversidad. Quizá por eso, porque siempre han sobrevivido a la falta de medios, sus éxitos han sido notables en una cita olímpica caracterizada por la pérdida de recursos.

 

jueves, 13 de diciembre de 2012

¿Es feminista hablar de sexo?



La primera campaña televisiva de la marca de moda Desigual ha dado que hablar. La firma catalana ha elaborado tres spots que han incendiado las redes sociales y sobre los que se ha dicho de todo y desde posiciones contrarias: desde quienes argumentan que son un ejemplo claro de machismo, hasta quienes opinan que se trata de un ejemplo valioso que demuestra que las mujeres tienen derecho a hablar y hacer lo que les da la gana con su cuerpo y su sexualidad.

Las tres creatividades muestran a mujeres jóvenes y guapas que se van probando ropa de la marca delante de un (invisible) espejo (en el que nos situamos el público). Las modelos hablan y se mueven mediante códigos sugerentes y de feminidad normativa: hacen mohínes, adoptan poses seductoras, etc. Mientras tanto, escuchamos su monólogo, mediante el cual conocemos cual es su plan (el eslogan de la campaña es "Tengo un plan"). Esta puesta en escena se utiliza en tres anuncios diferentes. En el primero de ellos vemos a una chica que hace planes para acostarse con un chico del que alaba sus atributos físicos y sobre el que, sólo al final, sabemos que se trata de su jefe. En el segundo, otra chica revela que por fin va a presentar a su pareja a su familia. Tras un juego de palabras y sugerencias sobre la relación que mantiene y que no desvela el sexo de esa persona, acabamos enterándonos que se trata de otra mujer y no de un varón, que era la imagen mental sugerida hasta ese momento. El tercero nos muestra a otra joven que planea "escaparse" de su vida cotidiana mediante un viaje a Tailandia, donde pretende experimentar pasiones y aventuras entre las que no descarta un trío sexual.

En primer lugar, hay que decir que desde el punto de vista publicitario, Desigual ha conseguido, con mucha probabilidad, los objetivos propuestos pues ha logrado que los spots se conviertan en publicidad viral, difundiéndose a través de las redes sociales. Esto garantiza que se hable mucho del anuncio (quizá no tanto de la marca), que se conozca la campaña y que los costes sean mínimos pues la publicidad viral, que es la que difunde el público voluntariamente, le sale gratis a las firmas. Con todo, la publicidad viral tiene un importante riesgo: puede dar resultados imprevistos, al no estar bajo el control de la propia firma anunciante. Hay publicistas que opinan que lo importante es que hablen de una marca (aunque sea mal) pero yo creo que ese es un riesgo que hay que valorar cuidadosamente. En un momento en que la publicidad se apoya, cada vez más, en el Branding, es decir, en la creación de imagen de marca (valores intangibles de una empresa: valor, credibilidad y singularidad) puede resultar perjudicial que se hable de aspectos que pongan en cuestión los valores de la empresa. Es el caso de lo que recogía en un post anterior sobre empresas como Ikea o Toys'R'Us.

Por otro lado, la viralidad del anuncio se ha apoyado en la discusión sobre si es sexista o no esta campaña. Quienes la defienden argumentan que ya era hora de que las mujeres puedan hablar libremente de sexo, tal y como hacen los varones, y que no es un secreto que también las mujeres piensan en ligar, en el sexo sin compromiso o en relaciones que escapan de la "heterosexualidad normativa". Quienes la rechazan argumentan que es muy machista y, sobre todo, muy frívola.

La campaña es uno de esos retos que se presentan a la reflexión feminista pues su análisis exige contemplar muchas dimensiones interrelacionadas. Es cierto que la cultura popular y la publicidad han elaborado un estereotipo de mujer que consolida ideas tradicionales y patriarcales: mujeres como objeto sexual, pasivas, encantadas de servir y de ser dependientes de otros, tiranizadas por la estética, preocupadas por cuestiones irrelevantes, etc. Además, el uso de la imagen femenina en publicidad es una muestra de lo que algunos textos llaman Warketing (publicidad de combate), donde las mujeres son usadas en una especie de caza con señuelo: "la publicidad es el viagra para consumistas sin deseo" opina el Grupo Marcuse, que consideran que también es el carburante ideológico del capitalismo.*


Desde esta posición, Desigual se atreve a proponer mujeres activas, sin complejos, que toman decisiones y eligen lo que les parece, sin seguir mandatos patriarcales o imposiciones sociales. Sin embargo, tras esa aparente libertad y decisión autónoma, me temo que se escapan otras ideas que son mucho más conflictivas.
En mi opinión, la campaña es un ejemplo de lo que se ha dado en llamar Lipstick Feminism (feminismo del pintalabios), un feminismo de tercera ola que mezcla algunas ideas feministas con cuestiones de la feminidad normativa (especialmente el canon estético y la belleza), denominadas eufemísticamente como "capital sexual" (título de un reciente y muy publicitado libro). Este feminismo pretende articular "lo femenino" con "lo feminista" partiendo de una premisa (falsa) que presupone que el feminismo es incompatible con la feminidad.

Así, este "nuevo" feminismo pretendería contrarrestar las ideas del feminismo de segunda ola, identificado popularmente con mujeres feas y/o agresivas. Estas posiciones reclaman, entonces, que elementos que el feminismo de segunda ola consideró problemáticos o desempoderantes pudieran ser reclamados por las feministas (de ahí su apoyo a la moda, la cosmética o la cirugía). En otro orden de cosas, este feminismo propondría (re)significar conceptos que el patriarcado había utilizado para denigrar a las mujeres (términos como "guarra" en alusión a mujeres inmorales desde el punto de vista de la sexualidad, cuyo significado se pretende subvertir). 

La cuestión compleja es considerar estas posiciones como auténticamente feministas pues son defendidas por personas o grupos que no tienen agenda feminista pero que hablan desde una supuesta libertad de las mujeres para elegir (lo que las convierte en postfeministas, pues ya habríamos alcanzado la igualdad real y, con ella, la posibilidad de elegir libremente). Estas posiciones siempre incluyen la preocupación por la estética como un derecho y las técnicas cosméticas y reparadoras como elementos empoderantes y progresistas (por ejemplo, la cirugía estética). Bajo un paraguas de progresía, muchas veces se esconden posiciones reaccionarias desde el punto de vista de la igualdad.

En los spots de Desigual, el problema aparece cuando profundizamos en sus guiones. Si hablar de sexo es un derecho que también tienen las mujeres, me pregunto por qué se construye una mujer frívola, más parecida a una adolescente despistada que a una mujer madura. Si las relaciones lesbianas son tan legítimas como las heterosexuales, me pregunto por qué se utilizan estereotipos tan rancios como que todas las relaciones entre mujeres siguen un patrón masculinidad/feminidad y además nos proponen a una mujer que evoca el héroe más mediático de la actualidad (el futbolista, además brasileño). Si las relaciones sexuales sin compromiso son un derecho, me pregunto por qué es necesario aludir a una relación jerárquica y desigual como es la que se tiene con el jefe cuando la empleada es mujer y el jefe es hombre, algo que se consigue al trazar una narrativa sobre la que planean dos ideas igualmente problemáticas: el acoso sexual y laboral por un lado y la utilización de las "armas de mujer" para alcanzar promociones profesionales por el otro. Si la aventura y los viajes son derechos femeninos, me pregunto si era necesario elegir un escenario conocido como destino sexual para los hombres, un problema que parece convertirse en un deseo para las mujeres, que quizá querrían alcanzar la igualdad mediante la adopción de las peores actitudes de los varones.

Finalmente, la idea básica que nos queda como público cuando vemos esta campaña es que las mujeres que hacen lo que quieren son, sobre todo, superficiales, banales y un poco tontas; además de trepas y obsesionadas por perseguir cierta masculinidad. Los spots sugieren, en suma, que ninguna mujer tiene un plan propio porque, al final, los que se proponen son una imitación de lo más rancio y casposo que ha ofrecido la masculinidad tradicional. Y esto no es una reclamación del feminismo. Hablar de sexo, practicarlo y decidir libremente qué hacer con el cuerpo es un derecho irrenunciable de las mujeres. Pero convertir a las mujeres en muñecas frívolas e imitadoras de los varones es, una vez más, una estrategia del patriarcado que se cuela por las rendijas de un supuesto neofeminismo. 

·         *El grupo Marcuse, acrónimo de Mouvement Autonome de Réflexion Critique à l’Usage des Survivants de l’Economie, está compuesto por jóvenes intelectuales provenientes de disciplinas como la sociología, la economía, la filosofía, la historia o la medicina. (http://www.bap.propagande.org/)

domingo, 9 de diciembre de 2012

Palabras que no se lleva el viento


Una noticia reciente sobre la escuela en Francia me lleva a seguir reflexionando sobre algunas cuestiones que comentaba en mi último post. El periódico relataba la polémica sucedida en el país vecino tras la puesta en marcha de una iniciativa del Centro Nacional de Documentación Pedagógica, en el que niñas y niños franceses fueron invitados a redactar un Dictionnaire des écoliers (diccionario de escolares).

Con el sugerente título Des milliers de mots pour réussir à l’école (miles de palabras para tener éxito en la escuela), su intención era dotar  a la comunidad escolar de un texto elaborado solidariamente. La iniciativa formaba parte de un programa de prevención del analfabetismo y su objetivo era alcanzar las 17.000 definiciones, todas ellas escritas y dibujadas por escolares.

Sin embargo, gracias a las y los internautas que, a través de Twiter comenzaron a denunciar el sexismo de las definiciones, la iniciativa se ha convertido en un problema. La página web, cuando he intentado consultarla, está fuera de servicio. Algunos ejemplos no dejan duda de ese sexismo denunciado:

-     Padre: “Es el esposo de la madre, sin él la mujer no puede tener hijos. Es el cabeza de familia, porque protege a sus hijos y su esposa. Se dice también Papá”.
- Madre: “Plancha la ropa de toda la familia. Madre, una abuela o una muchacha. Puede usar joyas, faldas y vestidos, y tiene pecho”.
-   Limpieza: “Todos los domingos mamá limpia y hace que la casa quede limpia”.

Lo más curioso es que los textos eran revisados y validados por diferentes autoridades, que no parece que se hayan sorprendido ante los conceptos expuestos. La iniciativa, que sobre el papel parecía una actividad original e interesante, se ha revelado como un termómetro de la educación que reciben niños y niñas, tanto en la familia como en la escuela. Una educación que la mayoría de personas defiende como neutra, igualitaria y/o coeducativa.

La cuestión se queda corta cuando encuentro en un blog la referencia a una actividad programada en un instituto norteamericano: chicos vestidos con ropa de camuflaje y chicas disfrazadas con pieles de animal son protagonistas del Día de la Presa y el Cazador, un juego de instituto de un pequeño pueblo de Minnesota que, afortunadamente, terminó antes de empezar. En el marco de las actividades que los institutos suelen programar en la semana de bienvenida de los nuevos cursos (actividades conocidas como “días temáticos”) el centro Crookston tuvo la genial idea de animar a los alumnos a “cazar” a sus compañeras como si fueran animales.
 

Al parecer, y dado que la caza es una actividad frecuente en ese territorio, el juego se considero como una especie de “homenaje” y nadie pareció reparar en el reparto de roles reservado a cada sexo. Tras las quejas de algunos padres y madres y, sobre todo, de la polémica recogida en las redes sociales, el instituto decidió modificar la actividad para denominarla “el día del camuflaje”, permitiendo a chicas y chicos elegir si querían ser cazadores/as o presas. La autora del blog se preguntaba: “¿qué pensarías si en el instituto de tus hijos se invita a los chicos a cazar niñas?”.

Los ejemplos anteriores nos demuestran que debemos seguir haciendo esfuerzos para educar en igualdad. Que niños y niñas elaboren definiciones sexistas es un indicador valiosísimo para recordarnos que la igualdad no se ha conseguido. Que una comunidad educativa no repare en los roles diferenciados y en la violencia simbólica que provee en sus actuaciones es un ejemplo más del sexismo que sigue vigente y que, incluso, parece ir en aumento. No es necesario insistir en que la igualdad es un acto intencional. No llegará ella sola mediante ninguna epifanía. Debemos construirla entre todos y todas si realmente creemos que otro mundo es posible.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

La publicidad, la igualdad y los juguetes




La empresa Ikea nos sorprendía hace poco con un catálogo de sus productos que, adaptado para Arabia Saudí, eliminaba a todas las mujeres y niñas (incluyendo las diseñadoras que firman algunos productos) de sus páginas. El periódico sueco Metro denunciaba en el mes de octubre que el folleto publicitario más difundido (y coleccionado) del mundo, había excluido (con la inestimable ayuda del programa de edición Photoshop) toda imagen femenina de su publicidad, lo que obligó a la empresa a pedir disculpas públicamente: "Deberíamos habernos dado cuenta de que excluir a las mujeres de la versión de Arabia Saudí del catálogo está en conflicto con los valores del grupo Ikea".





Aunque la práctica parecía que se había adoptado por las estrictas normas que en Arabia Saudí se aplican en cuanto a la reproducción de fotografías femeninas, la ministra de comercio de Suecia, Ewa Björling, aseguró: "No se puede apartar a las mujeres de la realidad". Ylva Mangnusson, portavoz de Ikea, se defendió argumentado que Ikea cuenta con un "claro código de comportamiento" en el que la igualdad entre hombres y mujeres es una pieza fundamental. 




Así pues, la disculpa parecía inevitable en una empresa donde el 40% de las personas que ocupan cargos de alta dirección son mujeres y que se caracteriza por hacer aparecer a sus propios empleados, de ambos sexos, en sus catálogos, además de amistades, habitantes de Älmhult (sede de la empresa) o familiares. Además, los diseñadores también aparecen junto a las obras que firman, como el caso de Clara Gausch, la única mujer que aparecía en el catálogo de 2013 y que también fue borrada de las imágenes.

Tras esta mala práctica, sorprendente en una empresa de la que suponemos responsabilidad social, llega un mes más tarde otra inversa de aquella, que les relato por lo diferente. Otra empresa sueca, en este caso  Toys'R' us, muy criticada en su país por reforzar los estereotipos en sus campañas de juguetes, ha preparado un catálogo "neutral" para su catálogo de navidad 2012, tal y como se recoge en diferentes periódicos a finales de noviembre.




Jan Nyberg, director de ventas de la cadena, ha reconocido que la polémica sobre la igualdad de género ha generado un debate de tales dimensiones que les ha obligado a adaptarse: "el nuevo catálogo busca transmitir la idea de que no es 'un juguete para niño o niña' y que el género da igual". La versión sueca del catálogo ha eliminado digitalmente las imágenes de niñas pasivas aunque la empresa mantiene las estereotípicas opciones sexuadas de juguetes para el resto de países.


El asunto nos lleva a la reflexión sobre los juguetes como opciones que proponen una visión del mundo frente a otra. Son numerosas las críticas que alertan sobre mensajes monolíticos en los que los varones juegan con juguetes de acción y aventura mientras que para las niñas sólo se proponen muñecas, princesas y mamás. Para el Observatorio Sueco de Autorregulación de la Publicidad, los catálogos como los de Toys'R'us presentan "una visión limitada de los juegos infantiles y de la elección de los juguetes. Además, la exclusión de niños y niñas en diferentes tipos de juguetes es, en sí misma, degradante para ambos géneros".

Se acercan unas fechas especialmente sensibles a esta cuestión. Una vez más es necesario que padres, madres, educadores/as y amistades nos planteemos que los juguetes proveen una visión del mundo que no es inocente: nos preparan para la vida adulta, son una forma de aprendizaje y, en muchas ocasiones, son capaces de dirigir nuestra opción profesional más adelante. Los juguetes pueden ser una fuente de imaginación y un estímulo a la autonomía o bien todo lo contrario. 

La elección estereotípica de juguetes es limitadora (sobre todo para las niñas, pero también para los niños) y empobrece no solo el juego sino también la propia construcción identitaria. Elegir un juguete sexista es elegir un juguete sin calidad. Elegir un juguete no es un juego.