martes, 23 de octubre de 2012

Era violencia de género


Era violencia de género. Tras varias horas de información confusa sobre el drama sucedido en El Salobral, por fin sabemos que era violencia de género lo que ha terminado con dos personas muertas y una herida. Algunas lo habíamos temido desde el primer momento; es sorprendente que todavía la sociedad, los medios de comunicación y hasta las autoridades sigan sin conocer los indicadores al respecto.

Esta semana debemos añadir un nombre más al terrible listado de mujeres asesinadas por los hombres que afirmaban quererlas. Se llamaba Almudena y tenía 13 años. Su asesino, que acabó suicidándose tras ser acorralado por la policía, había advertido de que “estaría con ella quisieran o no” pues la familia de la menor se oponía a la relación que mantenían y la propia Almudena había expresado su voluntad de romper.

Las amigas de Almudena han contado en las últimas horas que ella deseaba terminar la relación que mantenía con aquel hombre, 26 años mayor. Pero él no quería asumir el final  y la acosaba y amenazaba. La familia de Almudena interpuso denuncias que no sirvieron para nada. Según recogen los diarios, porque la relación era consentida. 

La mayoría de medios de comunicación han enfatizado estas últimas horas la cuestión de la minoría de edad como argumento principal para informar sobre el asesinato. No he visto todavía la etiqueta “violencia de género” en lo que he leído y escuchado. Los comentarios recientes publicados en prensa digital se obcecan con la edad de la menor, como si fuera lo más significativo del caso, cuando su historia no es esencialmente distinta de lo que sucede con otras víctimas de más edad: ella no quiere seguir, él decide matarla. No ha matado a otros u otras que podían estar en contra de la relación. Ha matado a quien decía querer porque ella no deseaba seguir junto a él. Eso es violencia de género, no un problema de minoría de edad que sería otra cuestión.

El tratamiento informativo sobre la violencia machista sigue siendo muy deficiente. La forma en que se está informando sobre el asesinato de esta menor es un pésimo ejemplo de lo que no se debe hacer: crónica negra como si de una novela se tratase, nota roja al más puro estilo de la prensa sensacionalista. Un amor “imposible” por la diferencia de edad, un amor “legal” si leemos el Código Penal… pero nada sobre “violencia de género”.

Almudena, según sus amigas y su familia, quería romper con aquel hombre. Y él no estaba dispuesto a acatar el final. Y por eso la mató. Es una historia de violencia machista de libro: las víctimas de violencia de género afrontan el momento de mayor vulnerabilidad cuando rompen la relación; las denuncias sobre amenazas caen en saco roto, especialmente cuando la mujer implicada es “sospechosa” de algo (en este caso de elegir un hombre demasiado mayor para ella). Y la sociedad sigue “sorprendiéndose” cuando ocurre a su lado, como si, una vez más, no fuera la crónica de una muerte anunciada.

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