El
Foro Económico Mundial de Davos reúne, como todos los años, a la élite
mundial de la economía, la política, la realeza y el pensamiento, centrada en
esta ocasión en encontrar salidas a la crisis. Una élite mundial que, según
Reuters, no ha superado en esta edición el 17% de presencia femenina y que
contará únicamente con un 22% de mujeres oradoras.
Hace un par de días se celebraba
el debate sobre las mujeres en la toma de decisión, debate en el que
participaron, entre otras, Christine Lagarde, directora del FMI o Viviane
Reding, comisaria de justicia europea, de la que ya hemos hablado aquí otras
veces por su ferviente defensa de las cuotas para mujeres. Según Reding, quizá
las cuotas no sean el instrumento perfecto, pero han demostrado su efectividad.
Así, por ejemplo, hemos sabido
que esta menguada representación de mujeres en Davos se ha incrementado gracias
a la imposición de cuotas por parte del World Economic Forum en 2011. Uno de
cada cinco pases que se entregaban a las empresas debía destinarse,
obligatoriamente, a una mujer. Eso ha permitido que el porcentaje haya subido
al doble que antes de la aplicación de la medida, aunque sigue estando por
debajo de lo previsto.
Según cuenta la periodista Amparo
Polo en su blog, parece que muchas empresas han decidido llevar solo a cuatro
representantes, tirando a la basura el quinto. Mientras tanto, otras figuras
femeninas (invitadas como consortes de líderes) desaprovechan su privilegio con
la escritura de blogs tan prescindibles como el de Anna Schiffrin, economista
ilustre que está en Davos, no por su currículum sino por ser esposa de Josepth
Stiglitz. Schiffrin dedica su talento a contar la vida de las compañeras de los
líderes invitados, cómo visten o qué cosméticos son los más recomendables para
el clima suizo.
Las ponentes del debate recordaron
que, a pesar de que el 60% de las graduadas universitarias son mujeres, éstas no
alcanzan los puestos de toma de decisión. De hecho, cuanto más se sube en la
jerarquía de una organización, menos mujeres se encuentran… es lo que se llama
el techo de cristal. La discriminación en la empresa sigue existiendo, como ha
reconocido Sheryl Sandberg, miembro del consejo de administración de Facebook,
quien mencionó específicamente los obstáculos derivados de la conciliación y
las preguntas que se plantean a las mujeres que quieren hacer carrera,
cuestiones que jamás se hacen a los varones (¿no deseas ser madre?, ¿qué harás
con tus hijos e hijas si trabajas?, etc.).
Ni los múltiples estudios realizados que demuestran los
beneficios de tener diversidad de género en una empresa, en términos de
crecimiento, sostenibilidad, mejor gobernanza y transparencia o tomar mejores
decisiones gracias a que hay más puntos de vista, han logrado quebrar los
estereotipos y echar abajo barreras. Herminia Ibarria, profesora de liderazgo
del INSEAD en Francia reconoció que existe “una verdadera barrera” para que las
mujeres lleguen a puestos directivos.
Una de esas barreras se construye socialmente mediante
estereotipos: “Existe la idea muy extendida de que una mujer que llega lejos es
‘agresiva’, mientras que un hombre es ‘ambicioso’” dijo Sandberg. Quizá por
eso, los estudios demuestran que una mujer con éxito suele ser menos apreciada
por sus colegas.
Así las cosas, activistas de
FEMEN, obligaron ayer a blindar la ciudad suiza para evitar sus protestas. Este
grupo feminista, conocido por sus manifestaciones a favor de la democracia en
Rusia, Ucrania, El Vaticano o Londres, se caracteriza por sus protestas en
topless. La protesta duró unos 15 minutos, en los que las activistas mostraron
sus cuerpos pintados con lemas que decían “SOS DAVOS” y “Pobre por ser Mujer”.
Luego fueron detenidas por las fuerzas de seguridad.
“Hemos venido a lanzar un grito
de socorro en Davos, socorro en nombre de todas las mujeres del mundo. Ya
tenemos bastantes hombres que cuentan con protección policial, que comen caviar
y beben champán y que fingen estar cuidando de la situación de las mujeres”,
explicó la activista Inna Shevchenko. “Cuando
se habla de las mujeres en los debates económicos, siempre surge el mismo tema
-cómo ganar más dinero a través de las mujeres-. Todavía se nos considera como
si fuéramos esclavas, mano de obra barata que pueden explotar”, añadió.
Casi al mismo tiempo de la
reunión de esos líderes que deciden el destino económico del planeta, hemos
conocido el informe de la ONG Plan Internacional, alertando que la pobreza
aumenta cinco veces más la mortalidad de las niñas que la de los niños: por
cada punto del PIB que cae en un país mueren 7,4 niñas por cada 1.000
nacimientos, frente a 1,5 varones. Los datos, que las feministas llevamos años
divulgando, no parecen formar parte de la agenda de quiénes deciden el destino
de la mayoría. No sé si FEMEN tendrá éxito en sus reclamaciones, pero al menos
logra situar el foco, aunque sea por un mínimo de tiempo, en lo que debería ser
urgente.
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