domingo, 27 de enero de 2013

Pobre por ser mujer

El Foro Económico Mundial de Davos reúne, como todos los años, a la élite mundial de la economía, la política, la realeza y el pensamiento, centrada en esta ocasión en encontrar salidas a la crisis. Una élite mundial que, según Reuters, no ha superado en esta edición el 17% de presencia femenina y que contará únicamente con un 22% de mujeres oradoras.

Hace un par de días se celebraba el debate sobre las mujeres en la toma de decisión, debate en el que participaron, entre otras, Christine Lagarde, directora del FMI o Viviane Reding, comisaria de justicia europea, de la que ya hemos hablado aquí otras veces por su ferviente defensa de las cuotas para mujeres. Según Reding, quizá las cuotas no sean el instrumento perfecto, pero han demostrado su efectividad.

Así, por ejemplo, hemos sabido que esta menguada representación de mujeres en Davos se ha incrementado gracias a la imposición de cuotas por parte del World Economic Forum en 2011. Uno de cada cinco pases que se entregaban a las empresas debía destinarse, obligatoriamente, a una mujer. Eso ha permitido que el porcentaje haya subido al doble que antes de la aplicación de la medida, aunque sigue estando por debajo de lo previsto.

Según cuenta la periodista Amparo Polo en su blog, parece que muchas empresas han decidido llevar solo a cuatro representantes, tirando a la basura el quinto. Mientras tanto, otras figuras femeninas (invitadas como consortes de líderes) desaprovechan su privilegio con la escritura de blogs tan prescindibles como el de Anna Schiffrin, economista ilustre que está en Davos, no por su currículum sino por ser esposa de Josepth Stiglitz. Schiffrin dedica su talento a contar la vida de las compañeras de los líderes invitados, cómo visten o qué cosméticos son los más recomendables para el clima suizo.

Las ponentes del debate recordaron que, a pesar de que el 60% de las graduadas universitarias son mujeres, éstas no alcanzan los puestos de toma de decisión. De hecho, cuanto más se sube en la jerarquía de una organización, menos mujeres se encuentran… es lo que se llama el techo de cristal. La discriminación en la empresa sigue existiendo, como ha reconocido Sheryl Sandberg, miembro del consejo de administración de Facebook, quien mencionó específicamente los obstáculos derivados de la conciliación y las preguntas que se plantean a las mujeres que quieren hacer carrera, cuestiones que jamás se hacen a los varones (¿no deseas ser madre?, ¿qué harás con tus hijos e hijas si trabajas?, etc.).

Ni los múltiples estudios realizados que demuestran los beneficios de tener diversidad de género en una empresa, en términos de crecimiento, sostenibilidad, mejor gobernanza y transparencia o tomar mejores decisiones gracias a que hay más puntos de vista, han logrado quebrar los estereotipos y echar abajo barreras. Herminia Ibarria, profesora de liderazgo del INSEAD en Francia reconoció que existe “una verdadera barrera” para que las mujeres lleguen a puestos directivos.

Una de esas barreras se construye socialmente mediante estereotipos: “Existe la idea muy extendida de que una mujer que llega lejos es ‘agresiva’, mientras que un hombre es ‘ambicioso’” dijo Sandberg. Quizá por eso, los estudios demuestran que una mujer con éxito suele ser menos apreciada por sus colegas.

Así las cosas, activistas de FEMEN, obligaron ayer a blindar la ciudad suiza para evitar sus protestas. Este grupo feminista, conocido por sus manifestaciones a favor de la democracia en Rusia, Ucrania, El Vaticano o Londres, se caracteriza por sus protestas en topless. La protesta duró unos 15 minutos, en los que las activistas mostraron sus cuerpos pintados con lemas que decían “SOS DAVOS” y “Pobre por ser Mujer”. Luego fueron detenidas por las fuerzas de seguridad.


“Hemos venido a lanzar un grito de socorro en Davos, socorro en nombre de todas las mujeres del mundo. Ya tenemos bastantes hombres que cuentan con protección policial, que comen caviar y beben champán y que fingen estar cuidando de la situación de las mujeres”, explicó la activista Inna Shevchenko.  “Cuando se habla de las mujeres en los debates económicos, siempre surge el mismo tema -cómo ganar más dinero a través de las mujeres-. Todavía se nos considera como si fuéramos esclavas, mano de obra barata que pueden explotar”, añadió.
Casi al mismo tiempo de la reunión de esos líderes que deciden el destino económico del planeta, hemos conocido el informe de la ONG Plan Internacional, alertando que la pobreza aumenta cinco veces más la mortalidad de las niñas que la de los niños: por cada punto del PIB que cae en un país mueren 7,4 niñas por cada 1.000 nacimientos, frente a 1,5 varones. Los datos, que las feministas llevamos años divulgando, no parecen formar parte de la agenda de quiénes deciden el destino de la mayoría. No sé si FEMEN tendrá éxito en sus reclamaciones, pero al menos logra situar el foco, aunque sea por un mínimo de tiempo, en lo que debería ser urgente.
 

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