domingo, 9 de diciembre de 2012

Palabras que no se lleva el viento


Una noticia reciente sobre la escuela en Francia me lleva a seguir reflexionando sobre algunas cuestiones que comentaba en mi último post. El periódico relataba la polémica sucedida en el país vecino tras la puesta en marcha de una iniciativa del Centro Nacional de Documentación Pedagógica, en el que niñas y niños franceses fueron invitados a redactar un Dictionnaire des écoliers (diccionario de escolares).

Con el sugerente título Des milliers de mots pour réussir à l’école (miles de palabras para tener éxito en la escuela), su intención era dotar  a la comunidad escolar de un texto elaborado solidariamente. La iniciativa formaba parte de un programa de prevención del analfabetismo y su objetivo era alcanzar las 17.000 definiciones, todas ellas escritas y dibujadas por escolares.

Sin embargo, gracias a las y los internautas que, a través de Twiter comenzaron a denunciar el sexismo de las definiciones, la iniciativa se ha convertido en un problema. La página web, cuando he intentado consultarla, está fuera de servicio. Algunos ejemplos no dejan duda de ese sexismo denunciado:

-     Padre: “Es el esposo de la madre, sin él la mujer no puede tener hijos. Es el cabeza de familia, porque protege a sus hijos y su esposa. Se dice también Papá”.
- Madre: “Plancha la ropa de toda la familia. Madre, una abuela o una muchacha. Puede usar joyas, faldas y vestidos, y tiene pecho”.
-   Limpieza: “Todos los domingos mamá limpia y hace que la casa quede limpia”.

Lo más curioso es que los textos eran revisados y validados por diferentes autoridades, que no parece que se hayan sorprendido ante los conceptos expuestos. La iniciativa, que sobre el papel parecía una actividad original e interesante, se ha revelado como un termómetro de la educación que reciben niños y niñas, tanto en la familia como en la escuela. Una educación que la mayoría de personas defiende como neutra, igualitaria y/o coeducativa.

La cuestión se queda corta cuando encuentro en un blog la referencia a una actividad programada en un instituto norteamericano: chicos vestidos con ropa de camuflaje y chicas disfrazadas con pieles de animal son protagonistas del Día de la Presa y el Cazador, un juego de instituto de un pequeño pueblo de Minnesota que, afortunadamente, terminó antes de empezar. En el marco de las actividades que los institutos suelen programar en la semana de bienvenida de los nuevos cursos (actividades conocidas como “días temáticos”) el centro Crookston tuvo la genial idea de animar a los alumnos a “cazar” a sus compañeras como si fueran animales.
 

Al parecer, y dado que la caza es una actividad frecuente en ese territorio, el juego se considero como una especie de “homenaje” y nadie pareció reparar en el reparto de roles reservado a cada sexo. Tras las quejas de algunos padres y madres y, sobre todo, de la polémica recogida en las redes sociales, el instituto decidió modificar la actividad para denominarla “el día del camuflaje”, permitiendo a chicas y chicos elegir si querían ser cazadores/as o presas. La autora del blog se preguntaba: “¿qué pensarías si en el instituto de tus hijos se invita a los chicos a cazar niñas?”.

Los ejemplos anteriores nos demuestran que debemos seguir haciendo esfuerzos para educar en igualdad. Que niños y niñas elaboren definiciones sexistas es un indicador valiosísimo para recordarnos que la igualdad no se ha conseguido. Que una comunidad educativa no repare en los roles diferenciados y en la violencia simbólica que provee en sus actuaciones es un ejemplo más del sexismo que sigue vigente y que, incluso, parece ir en aumento. No es necesario insistir en que la igualdad es un acto intencional. No llegará ella sola mediante ninguna epifanía. Debemos construirla entre todos y todas si realmente creemos que otro mundo es posible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario